Al no tener como defenderse el ser humano fue creando la institución de los Dioses, roma, Grecia, la india, los aztecas, los mayas, los egipcios,los asiáticos,los tribales de África, etc., todos crearon una pleyade de seres fuertes, extraordinarios, con cualidades a la medida de las necesidades humanas. Ésta preocupación por tener algo, alguien,o una fuerza que nos mantenga seguros ante la inclemencia de la naturaleza o de nuestros semejantes es lo que nos llevo a darle gran parte de nuestra soberanía a aquellos que se erigieron en portavoces de los dioses, hoy voceros de la seguridad nacional, que a lo largo de la historia se han colocado como superiores al común de los mortales, al abandonar su postulado de humanidad y pretender colocar a sus dioses, o a su dios, por encima del bienestar humano. Son quienes declararon guerras, iniciaron, cruzadas, diezmaron pueblos enteros en nombre de su deidad, quemaron cuerpos y conciencias, robaron riquezas aborígenes, y luego, luego le pidieron perdón a su Dios.
Las religiones, las sectas, los cultos y las sociedades que promueven las divinidades, han sido la experiencia más divisoria y alienante que ha soportado la humanidad; divisoria por haber promovido una lucha ilusoria entre el bien y el mal debiendo ser una culturización del buen vivir humano, y alienante por difundir ideas y conceptos etéreos e intangibles, teniendo que ser un conocimiento de la naturaleza y sus formas de dominarla. De no haber sido por personas que profesaban o profesan alguna fé y que entendieron que su labor es un servicio ante todo a la humanidad, el sentido de religión hubiese sido la peor vivencia a lo largo de la existencia humana.
Hoy en el comienzo de un nuevo milenio tengamos la esperanza de que la humanidad llegará, luego de tantas malas historias, ha encontrarse así misma como un sólo ente capaz de luchar ella sola por su bienestar y no dejemos todo a un dios que sólo nos promete para éstos tiempos un final lleno de guerras, terremotos, pestilencias y toda suerte de caos, porque él ha si lo ha decidido desde que se lo inventamos. No esperemos un mesías, esperemos un tiempo de entendimiento.
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